¿Qué bebería antes?
– Un agua que observo limpia y pura, que está saliendo de un grifo feo, o poco atractivo, o despreciado por otros.
– Un agua que percibo algo sucia o tóxica, pero saliendo de un bonito grifo, o muy reconocido, en el que está «bien visto» beber.
¿Qué importancia tiene lo que me pueda parecer y les pueda parecer a los demás, basándonos en una apariencia fea (o humilde, o rara, o pobre, o «mal vista»), o bonita (o de moda, aceptada o «bien vista») de algo que yo sé (que siento dentro de mí o que voy aprendiendo a sentir, gracias a la vida y sus experiencias) que a pesar de su poco atractiva apariencia, en esencia es bueno, puro, bello, enriquecedor, elevador; o por el contrario, algo que sé que tras su «bonita» apariencia esconde un daño o un alejamiento de lo que realmente quieres para ti?
¿Vivo para mí? ¿Quién realmente soy? ¿Pudiera ser que vivo para la imagen de mí que cree mi mente (la cual comienzo a comprender que no soy yo) que ella (aunque tiendo a creer que soy yo) tiene que tener de mí, para dejarme que me sienta bien y en paz? ¿Para la imagen que cree mi mente (otra vez la mente) que otros tienen que tener de mí, para que me reconozcan, valoren, me quieran o me dejen ser feliz?
La búsqueda prioritaria de reconocimiento (de mi mente, o de otras mentes) se convierte en uno de los principales obstáculos para el desarrollo personal, especialmente para sentir la experiencia del amor (amor propio en el interior, que se expresará en el exterior en forma de amor a los demás), y la búsqueda prioritaria del éxito, uno de los principales extravíos en el camino de la felicidad.